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Encontrando a Serafina
«Llevaba meses queriendo adoptar un gato, pero todos los refugios de mi zona denegaban mi solicitud porque no tenía permiso de mi casero para tener un animal de compañía. Un día, navegando por Internet, encontré a Serafina, una preciosa gata blanca. La dueña de Serafina resultó ser una chica de más o menos mi edad que tuvo que regalar a Serafina porque tenía demasiados gatos y muchas obligaciones de las que preocuparse.»
Trayendo a Serafina a casa
«En cuanto nos conocimos, la dueña de Serafina y yo congeniamos enseguida. Las dos teníamos un buen presentimiento. La chica incluso me dejó quedarme con los 100 dólares de la cuota de realojamiento, y me entregó a Serafina, junto con una camiseta vieja suya, comida, leche y una caja de arena.»
«En aquel momento, Serafina tenía unos 5 meses y aún tenía algunos problemas para utilizar el arenero. Por suerte, mi familia me ayudó encantada a adiestrarla, ¡y así fue como Serafina se convirtió en la primera gata de mi familia! Serafina es una gatita tímida, pero muy cariñosa. Se ganó el corazón de mis familiares y de sus perros».
Serafina se queda ciega
«Cuando Serafina tenía dos años, contrajo una infección en los pulmones, por lo que tuvo que tomar medicación. Por desgracia, el veterinario no mencionó que esta medicación podía causar ceguera repentina como efecto secundario. Cuando me di cuenta de que las pupilas de Serafina estaban dilatadas y no volvían a reducirse, la llevé inmediatamente al veterinario. Allí me dijeron que se había quedado casi ciega y que, efectivamente, la ceguera podía deberse a la medicación».
Cuidar a una gata ciega
«Hoy en día, las pupilas de Serafina a veces vuelven a reducirse, pero sigue sin ver bien. Por eso, por la noche tenemos que tener todas las luces de casa encendidas, porque Serafina nos sigue a mi hermana y a mí y no queremos que se choque con las paredes o se sienta perdida. Cuando Serafina empieza a maullar frenéticamente, sé que ha perdido la noción de en qué parte de la casa se encuentra exactamente. Entonces la llevo a mi habitación. Gracias a esta rutina, sabe que está en mi habitación en cuanto la dejo en el suelo. A veces se acomoda en su cama, otras vuelve a explorar. ¡Serafina es una auténtica campeona! Está recuperando la confianza en sí misma, aunque sigue siendo gruñona cuando está cansada y a veces maulla a los otros gatos. Creemos que le encanta estar sola».
La rutina de Serafina para ir a la cama
«Serafina tiene su propia cama, que está al lado de la mía. Serafina y yo tenemos el sueño pesado, y me preocupa aplastarla rodando mientras duermo si le permito dormir en mi cama. Desde el primer día, he atraído a Serafina a mi habitación diciéndole: «Ven, mi niña, mi princesa». Esta rutina continúa hoy en día, y creo que esta estabilidad la ha ayudado mucho. Serafina tiene ahora 4 años, ¡y estoy deseando pasar más días con ella y darle una vida larga y feliz!»